Evitar secuelas puede contribuir para la mantención de capacidades en la vida laboral.
El doctor José Sala Siado abordó en su conferencia los desafíos de quienes tienen enfermedades reumatológicas en el mercado laboral. Si no hay un tratamiento adecuado, el proceso inflamatorio progresa, llevando a la discapacidad: deformando articulaciones y haciendo difícil la ejecución desde los más sencillos movimientos del día a día, como ponerse los zapatos o abotonar camisas, hasta llevar a la pensión por discapacidad, en muchos casos. “Es muy importante que la enfermedad sea tratada una vez que aparezcan los primeros síntomas, para que podamos evitar la aparición de anquilosis, que lleva a disfunciones a largo plazo”, destacó.
Niveles de implicación
El médico destacó cuatro niveles de implicación de las enfermedades. El primero es el ideal, donde el paciente tiene la enfermedad, pero sin complicaciones. En el segundo nivel, el paciente ya presenta alguna incapacidad leve. En el tercer nivel, el paciente necesita de ayuda de otras personas para ejecutar tareas por cuenta de las implicaciones; y el cuarto es cuando el paciente se queda totalmente discapacitado de ejecutar actividades a causa de la enfermedad. “Los pacientes que tienen artritis reumatoide, lupus y espondilitis tienen mayor afectación de su calidad de vida, que en una correlación a la actividad de la enfermedad. Alrededor del 50% de los pacientes, después de diez años de evolución de la enfermedad, presenta alguna incapacidad”, dijo él. Los más afectados son aquellos que tienen edad de capacidad laboral, dentro de los 30 a 50 años.